martes, 3 de marzo de 2009

La lectura: escena III

Mataría por un libro.

Siempre me dijo mi mamá que matar estaba mal, golpear y hacer todas esas cosas para descargar mis nervios, también estaban mal. Me castigaba tan solo con su mirada. Ella, como yo, también dudaba de mi capacidad de escribir, pero lo único que nadie logró robarme fue el amor por la lectura. Debo de reconocer, reconocerme , que nunca pude con la culpa de no hacer otra cosa, pero nadie logrará en su existencia borrarme de la mente esos momentos de rabia, en los que una niña rubia, pequeña, dejaba sus piernecitas correr en medio del llanto; para esconderse en la pieza a leer cuentos de terror o policiales. Eso nunca me lo enseñó la escuela, pero siímis papás, que incluso en épocas de crisis, tratándose de literatura, gastaban sus ahorros en libros para mí.

Qué feliz me sentía, sí Porque ante la imposibilidad de escribir, o de hacer realidad todo lo que estaba mal, me ponía a leer. Mi súper-yo, extremadamente moral y represor, me decía que matar estaba mal, que pegar estaba mal; como mi mamá, mientras la lectura me hizo sentir que satisfacía esos deseos escondidos.

Repito, que feliz me sentía al leer en alguien más, lo que yo nunca pude decir, y encima decorado con bellas palabras. Eso sigue siendo hoy, la mejor terapia…

Jésica López

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso!! Me encantó!!

Tal cual, esa mezcla de hipocresía y formalismo es re válida para La Lectura :)