jueves, 19 de febrero de 2009

Encuentro 5: La gramática (T.N.)

Luego de la presentación de la Jefa del departamento, prof. Silvia Seoane, la clase tuvo marcha con la pregunta de Eva: "Cuando iban al secundario, ¿cómo llamaban a la asignatura que nos compete? ¿separaban la carpeta de alguna manera en especial?"
No todos hablaron, pero gran parte reconoció que los hacían dividir la carpeta en partes como:
"Lengua-literatura-ortografía"
"Literatura-normativa"
"Literatura-gramática"
"Coherencia-cohesión"

El debate se centro en por qué y para qué se hacían esas divisiones. Se habló de cuestiones como separar lo práctico de lo teórico y que una cosa llevaba a la otra, es decir, la oportunidad de conocer la gramática para poder escribir bien (o leer mejor) después. Algunas de las cosas que se escucharon en el debate fueron:
"Escribir, escribe cualquiera. No es necesaria la gramática"
"No es necesario, leer te ayuda, te guía"
"La gramática describe lo escrito"
"Te lo enseñan aislado y después no sabés cómo aplicarlo"

Acto seguido, propusimos la lectura de "La lengua del relato más allá de la frase" de Roland Barthes, y les pedimos que seleccionaran algunos fragmentos, con la finalidad de hacer relación entre discurso y frase.
"Lo que dice Barthes de la frase es como lo de las moléculas y las materias"
"El discurso es un grupo de frases que se relacionan"
"El autor plantea que tendría que haber otro tipo de estudio para el discurso, diferente del que se hace para la frase"

La prof. Gabriela hizo la pregunta: ¿Cómo sería esto de analizar la frase o el discurso?
"En la frase se puede encontrar un sujeto y un predicado"
"Buscar las funciones, relaciones que se establecen entre los elementos de la frase"
Y la prof. Eva preguntó: ¿Qué relación establece el autor entre lenguaje y discurso?
"Una relación de identidad"
"El discurso, no como herramienta, sino como espejo del lenguaje"

Después pasamos a trabajar dos textos literarios. Un cuento, "Historia verídica" del Historia de cronopios y de famas, y el capítulo 68 de Rayuela, ambos de Julio Cortázar. La propuesta fue hacer dialogar estos textos con el de Barthes y pensar entre todos qué aspectos gramaticales están puestos en primer plano.

Muchos de los presentes coincidieron en que "Historia verídica" es un buen ejemplo de un discurso como una gran frase, con un Sujeto, un Objeto directo y hasta Circunstanciales.

El fragmento de Rayuela produjo asombro y más participación:
"Habla de un encuentro sexual"
"Le agrega una sílaba a las palabras"
"¿En qué idioma está escrito? ¿o es un juego?"
"Están realizando un acto de amor, todo da una idea de sensación"
"No se puede analizar sintácticamente"
"Sí se puede, se adapta a la gramática pero las palabras son desconocidas o inventadas"
"La sumatoria de las frases hace el todo, tal vez por separado pierde la magia"

RECREO (Como la institución está atravesando una situación particular en relación con la mudanza al nuevo edificio, se decidió que el recreo se extendería unos minutos más a fin de que aquellos que quisieran participaran de la asamblea para informarse).

Luego del recreo, la prof. Eva propuso que cada grupo eligiera del corpus de textos literarios siguientes en El material (entre los cuales había poemas, cuentos y un fragmento de una novela), uno o dos textos en los que los aspectos gramaticales estuvieran puestos en primer plano.
En la puesta en común, se escuchó lo siguiente:

Respecto del texto Subcomandante Marcos:
"Juega con las palabras y los significados"
"Se usan como sujeto palabras que no suelen estar en ese lugar, como los adverbios"

En referencia a "Espantapájaros" se dijo:
"Es interesante cómo el dibujo tiene que ver con la ubicación de las palabras, cada parte del cuerpo tiene un párrafo distinto"
"Aparecen personas gramaticales conjugadas, pero para señalar el no conocimiento"

Del poema de Santoro:
"El título hacer referencia a una característica gramatical, pero la irregularidad de ese verbo no tiene que ver con lo gramatical"
"Quiere dejar en claro que el verbo también cambia con la persona. No todos hacen lo mismo"
"No es un verbo irregular, se da una conjugación por personas pero de distintos verbos, cerrando con que 'ellos matan'"

Y por último se hablo del poema "Figuras y silencios" de Pizarnik:
"Pareciera que no hablara con nadie, pero si leés las primeras letras de cada verso dice : MAMÁ" "Gramaticalmente es incorrecto pero tiene sentido"
"Se usan verbos impersonales de manera personal, como anochecer o morir"

Cerramos la actividad destacando la importancia de la reflexión gramatical no sólo para los textos literarios sino para los discursos en general, e invitándolos a seguir leyendo para el próximo encuentro.

miércoles, 18 de febrero de 2009

La lectura: escena II

Era nuevo. Mi hermana y yo lo percibimos muchos antes de que mi mamá lo dejara sobre la mesa. ¡Sí! Un libro nuevo. Una nueva historia a la espera de ser descubierta. Pero… ¿quién sería la primera en leerlo? ¿Mi hermana o yo?
Como cazadoras en busca de una nueva presa, olisqueamos el aire hasta sentir que nos embriagábamos con el aroma a novedad, la esencia de las páginas y la cubierta. Corrimos hacia él casi, diría, con las bocas echas agua. Como dos duelistas nos enfrentamos, una delante de la otra y, por supuesto, libro de por medio.
Los ojos de mi hermana se desviaron de mi rostro para contemplar fugazmente, pero con anhelo, el preciado libro del cual no sabíamos ni su título. Sin embargo, poco importaba.
Como buena tramposa, me arrojé sobre él. Casi lo tenía sobre mis manos hasta que esa mujer (sí, mi madre) vil y cruel me lo arrebató antes.
— Es mío, por lo tanto lo leo primera.
Se encerró en su pieza sin voltearse siquiera. Mi hermana y yo nos miramos. La supervivencia del más fuerte. En este caso nuestra madre.
Magalí Varela

En una esquina de Buenos Aires


Esa noche la encontró sombría. No había visto en su mirada esa alegría, no había visto en ella esa luz que siempre la hacía brillar como una pequeña luciérnaga en aquel pequeño escenario. Su baile carecía de aquella magia que le da una mujer al tango.
Sus pasos eran fríos y calculados; no solo él notó esto. Al parecer, aquel cuarteto que se encontraba de turno tocando cuanta canción de Gardel pudiera vio que ella carecía de la esencia que lleva un baile como tal.
Esa noche el café "Tortoni" se mostró sombrío. Las flores que decoraban sus mesas no estaban frescas, había un aire de luto; aire que parecía apoderarse de la gente que ahí se encontraba.
Cuando la melodía concluyó, Anahí salió de allí tan rápido como pudo, sin decir adiós. Nadie percibió que ella se había retirado. Diego, quién iba todas las noches a verla, en cambio sentía cómo en su interior crecía una pequeña llama de duda respecto a la actuación de la joven aquella noche. Tomó una decisión y la siguió.
La encontró en la esquina de ese café, llorando, al ritmo de una canción que en la calle un hombre tocaba con su bandoneón.
Al verlo, Anahí lo reconoció. Pensó en huir, quería alejarse de él. Por dentro se preguntaba por qué tenía que hacerlo, por qué huir; al no encontrar una respuesta, decidió quedarse ahí, a la espera.

-¿Qué sucedió hoy? No vi la misma flor que noches atrás desprendían una vida y aroma únicos. Hoy se mostró marchita.
Le dijo Diego, un tanto nostálgico deseando tenerla entre sus brazos para consolarla y cuidarla por siempre.
Intentó hacerlo, pero la joven se apartó de él, suplicando que no lo hiciera en una mezcla de grito forzado y dolor.
La música cesó.
El le suplicó que le dijera que sucedía ya que tan enamorado estaba, no podía tolerar esa situación. Hay cosas que el corazón no resiste.
La joven, un tanto perturbada, tomó aire decidida a contestarle.
- Mis bailes no volverán a ser los mismos de antes. Mi alegría, pasión y corazón se fueron con un hombre que no me corresponde.
Lo miró a los ojos. Él, la tomo de sus manos.
- Yo puedo corresponderte -le dijo, sabiendo (por aquella profunda mirada) que era a él a quien hacía referencia- puedo darte cada pieza de tango, cada gota de pasión. -vio cómo aquel brillo volvía a florecer.
Se besaron unos instantes con un amor y una pasión únicos, tan únicos que parecían salir de un tango aún no escrito.
Comenzó entonces a llover y ella no pudo resistirlo.
- ¡No puedo amarte! - le dijo, rompiendo en lágrimas otra vez- debo olvidarme de ti ¡si no, no volveré a bailar nunca!

Y se fue de allí, dejando el corazón de un hombre enamorado hecho trizas, como a un niño a quien han despojado de su mayor ilusión, en aquella esquina de Buenos Aires.



Montserrat Patiño

lunes, 16 de febrero de 2009

La lectura: escena I

Mi espacio “íntimo” de lectura

Vivir en Hurlingham y trabajar en el Microcentro fue mi rutina durante muchos años: tres horas diarias de mi vida arriba de trenes y subtes, un tiempo muerto, irrecuperable. De pie la mayor parte de las veces, otras, sentada, mi única revancha era la lectura.
Recuerdo la muerte absurda de Juvenal Urbino, intentando recuperar al loro escapado de su jaula, en “El amor en los tiempos del cólera”; me parece que ocurrió entre las estaciones Martín Coronado y Bosch. O el final de una novela de Osvaldo Soriano, “La hora sin sombra”, esta vez entre Once y Morón, Ferrocarril Sarmiento. Lloré sin pudor, si total, ¿a quién le podía importar en ese vagón repleto?
Pero lo que recuerdo más vívidamente es la lectura de “Palabras iniciales” de Roberto Fontanarrosa. Me senté en Lacroze y apenas comencé con “Puto el que lee esto…” no pude parar de reírme, pero con todo el cuerpo, me sacudía de risa, a carcajadas. Y bueno, el tipo que dormía sentado al lado se despertó y me fulminó con la mirada. ¡Qué impertinente!... ¡dormir en el tren cuando una lee a Fontanarrosa!

Laura Aliaga (T.T.)

Kafka y la muñeca

Todas las tardes, Kafka sale a dar un paseo por el parque. La mayoría de las veces, Dora, su pareja, lo acompaña. Un día, se encuentran con una niña pequeña que está llorando a lágrima viva. Kafka le pregunta qué le ocurre, y ella contesta que ha perdido su muñeca. Él se pone inmediatamente a inventar un cuento para explicarle lo que ha pasado. “Tu muñeca ha salido de viaje”, le dice. “¿Y tú cómo lo sabes?”, le pregunta la niña. “Porque me ha escrito una carta”, responde Kafka. La niña parece recelosa. “¿Tienes ahí la carta?”, pregunta ella. “No, lo siento”, dice él, “me la he dejado en casa sin darme cuenta, pero mañana te la traigo.” Es tan persuasivo, que la niña ya no sabe qué pensar. ¿Es posible que ese hombre misterioso esté diciendo la verdad?
Kafka vuelve inmediatamente a casa para escribir la carta. Se sienta frente al escritorio y Dora, que ve cómo se concentra en la tarea, observa la misma gravedad y tensión que cuando compone su propia obra. No es cuestión de defraudar a la niña. La situación requiere un verdadero trabajo literario, y está resuelto a hacerlo como es debido. Si se le ocurre una mentira bonita y convincente, podrá sustituir la muñeca perdida por una realidad diferente; falsa, quizá, pero verdadera en cierto modo y verosímil según las leyes de la ficción.
Al día siguiente, Kafka vuelve apresuradamente al parque con la carta. La niña lo está esperando, y como todavía no sabe leer, él se la lee en voz alta. La muñeca lo lamenta mucho, pero está harta de vivir con la misma gente todo el tiempo. Necesita salir y ver mundo, hacer nuevos amigos. No es que no quiera a la niña, pero le hace falta un cambio de aires, y por tanto deben separarse durante una temporada. La muñeca promete entonces a la niña que le escribirá todos los días y la mantendrá al corriente de todas sus actividades.

Ahí es donde la historia empieza a llegarme al alma. Ya es increíble que Kafka se tomara la molestia de escribir aquella primera carta, pero ahora se compromete a escribir otra cada día, única y exclusivamente para consolar a la niña, que resulta ser una completa desconocida para él, una criatura que se encuentra casualmente una tarde en el parque. ¿Qué clase de persona hace una cosa así? Y cumple su compromiso durante tres semanas, Nathan. ¡Tres semanas! Uno de los escritores más geniales que han existido jamás sacrificando su tiempo (su precioso tiempo que va menguando cada vez más) para redactar cartas imaginarias de una muñeca perdida. Dora dice que escribía cada frase prestando una tremenda atención al detalle, que la prosa era amena, precisa y absorbente. En otras palabras, era su estilo característico y a lo largo de tres semanas Kafka fue diariamente al parque a leer otra carta a la niña. La muñeca crece, va al colegio, conoce a otra gente. Sigue dando a la niña garantías de su afecto, pero apunta a determinadas complicaciones que han surgido en su vida y hacen imposible su vuelta a casa. Poco a poco, Kafka va preparando a la niña para el momento en que la mueca desaparezca de su vida por siempre jamás. Procura encontrar un final satisfactorio, pues teme que, si no lo consigue, el hechizo se rompa. Tras explorar diversas posibilidades, finalmente se decide a casar a la muñeca. Describe al joven del que se enamora, la fiesta de pedida, la boda en el campo, incluso la casa donde la muñeca vive ahora con su marido. Y entonces, en la última línea, la muñeca se despide de su antigua y querida amiga.
Para entonces, claro está, la niña ya no echa de menos a la muñeca. Kafka le ha dado otra cosa a cambio, y cuando concluyen esas tres semanas, las cartas la han aliviado de su desgracia. La niña tiene la historia, y cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir.


The Brooklyn Follies, de Paul Auster.

According to my mood/ De acuerdo con mi estado de ánimo


I have poetic license,
i WriTe thE way i waNt.
i drop my full stops where I like………….
MY CAPITAL LetteRs go where i liKE,
i order from MY PEN,
i verse the way i like
(i do my spelling write)
According to My Mood.
i Have poetic license,
i put my comers where I like,,((()))
(((my brackets are write ((
I REPEAT WHen i liKE.
i can’t go rong.
i look and i.c.
it’s rite.
i Repeat when i liKE. I have
poetic license!
Don’t question me????


Tengo licencia poética,
eScribO dE la forma que qUiero.
dejo caer mis puntos donde quiero…….
MIS MAYÚSCULAS van donDe quIEro,
le ordeno a mI laPICERA,
verso de la forma que quiero
(respeto la ortografía)
De acuerdo a Mi Estado de Ánimo.

tEngo licencia poética
pongo mis comas donde quiero,, ((())))
(((mis paréntesis son correctos ((
rEPITO cuANdo qUiERO
No me puedo quivocar

miro y V. O
está bien (ó es un rito)
rePito cuando quIERO. Tengo
licencia poética!
No me cuestionen????


Poema de Benjamin Zephaniah, acercado por María Florencia Sanchez.

Encuentro 5: la gramática (t.t)



(pintura de Mark Ryden)


A partir de la lectura de “Sexa” de Luis Fernando Verissimo comenzamos a incursionar en el mundo gramatical. Las siguientes preguntas funcionaron como disparadores:

¿Qué definición de gramática podemos construir a partir del texto?
¿Qué mensaje sobre la gramática nos deja?
¿Qué definición recuerdan de la escuela?



Las respuestas fueron las siguientes:

Para Laura "el texto da cuenta de cómo muchas cosas de la cultura están puestas desde el masculino, es la expresión de miles de años en los que los hombres tuvieron el poder.”
Alguien aventuró que esto es porque “el hombre fue el primero en escribir” y, por tanto, que “la gramática es machista.”

La profesora Romina comenta que la lengua es social y en ella vemos las marcas de las decisiones de una sociedad.

Laura agrega que otra temática del cuento es la del placer sexual, que da a entender que siempre fue del hombre, que por mucho tiempo le estuvo vedado a la mujer.
Para Jésica el personaje del nene “en vez de buscar la regla busca la lógica, la regularidad.”
Johanna comienza a definir la gramática como “parte de la lengua que estudia las palabras.”
Carla propone como definición “el orden que llevan las palabras en una oración de manera tal que logren cohesión y coherencia.”
Laura plantea que “la gramática aparece en el texto como algo rígido y que éste propone modificarla.”
En cambio para Guadalupe y su grupo “la gramática brinda la mutabilidad a las palabras, otorga variabilidad al lenguaje. Gracias a la gramática se puede transformar la lengua.”

Luego de esto llegamos a una definición (básica, introductoria) de la gramática como ciencia que estudia los elementos de una lengua y sus combinaciones, se divide en diferentes criterios: criterio fonológico, la combinación de los sonidos; criterio semántico, el estudio del significado; criterio morfológico: el estudia de la forma, de los diferentes elementos que conforman una palabra; criterio sintáctico, la relación entre las palabras.

Con la lectura de “La lengua del relato más allá de la frase” de Barthes discutimos la diferencia entre oración y discurso y cómo, finalmente, un discurso podía conformar una frase y ser analizada de la misma manera.

◘◘◘Recreo◘◘◘

Luego del merecido descanso, profes y ayudantes leímos "Espantapájaros" de Girondo y lo analizamos a partir de la ruptura de algún criterio gramatical.

Entre todxs consideramos que se podía dividir en cuatro partes.
Cabeza: juego morfo-sintáctico, se conjuga el verbo saber y, paradójicamente, se niega.
Brazos/hombros: juego fonológico (repetición del sonido sión, cacofonía). Lo prohibido.
Tronco: juego semántico. Creo con varios sentidos: parecer, fe, crear. Expresa la duda.
Piernas: juego morfológico por la segmentación de las palabras, también fonológico porque pareciera una canción infantil.

A partir de este análisis interpretamos que el poema trata de la búsqueda del saber, que describe el crecimiento de una persona que llega a la conclusión “sólo sé que no sé nada”.

En grupos, hicieron esta misma propuesta con el resto de los poemas del módulo. Aquí van algunos análisis:

“Historia verídica” de Cortázar: lo inesperado, lo paradójico, se expresa con cambio semántico del concepto de milagro.

“Capítulo 68” de Cortázar: inventa palabras pero hay cierta guía, se podría entender su significado a partir de los sonidos de las palabras, de lo fonológico. Pone en evidencia la función del lector, que siempre asigna significados.
“Verbo irregular” de Santoro: la irregularidad marca la diferencia, los otros (ellos) son ajenos a las otras personas que se encuentran en una misma realidad.

El resto de los grupos compartirán sus análisis en el encuentro siguiente. ¡Hasta entonces!







Año 194… una mujer abre la puerta, entra, abre la canilla y deja el agua correr para llenar la bañera.
Se saca la pollera, desabrocha el corpiño y extiende la mano para probar si el agua está tibia. Se quema, abre la canilla de agua fría. Termina de desvestirse.
El piso está frío y ella descalza. Tira su ropa en el cesto de mimbre, cruje.
Sale.
Vuelve a entrar, ahora trae un cuaderno y algo para escribir.
La bañera está casi llena. Se para frente al espejo, está empañado, lo limpia con su mano y se refleja.
Apoya el cuaderno en el mueblecito ubicado al final de la bañera. Busca una toalla de mano y la coloca cerca.
Se mete en el agua. Tibio. Se hunde, se enjabona. Primero las piernas, luego los brazos, el vientre y su pecho, se hunde y se enjuaga. Se queda un rato pensando, en el vapor le cuesta respirar.
Toma la toalla y se seca las manos. Agarra el cuaderno con las manos apenas húmedas.
Lo deja en su lugar.
Se revuelve en el agua, se hunde, patalea, mira sus manos arrugadas por el agua, tiene la piel blanda. La hoja sigue en blanco.
Patalea en el agua, le gusta escuchar como se rompe el silencio.
Se levanta y el agua suena como el mar, mejor dicho como cuando las olas rompen en una gran piedra. Apoya los pies en el piso frío.
Dejando huellas de agua sale
Vuelve a entrar con un cigarro encendido en la boca.
Se mete en el agua, con cuidado de no mojar su cigarro recién encendido.
Fuma. Disfruta de ver como asciende el humo, desde una mirada infantil.
Toma el cuaderno, y su cara muestra un gesto de tristeza al ver que la hoja sigue en blanco. Hace tantos años que no escribe.
Apoya la lapicera…
Escucha un ruido extraño…
Luego de 50 años, en una tarde de otoño, una niña revisa una caja llena de fotos y papeles, quizá periódicos o cartas. Curiosa revuelve, esperando encontrar algo que la satisfaga. Revuelve. Fotos viejas, nada más. En un costado de la caja encuentra un cuaderno negro, en la tapa dice Mis notas. Lo abre y está en blanco la primera página. Lo revisa, nada, en blanco. Pero descubre que en la última página en un rincón hay algo escrito. Le cuesta entender la letra…
“Jamás volveré
Inmersa en un mar de dudas estoy
Me pregunto si podrás hacerlo.
Me impacienta la idea de volver a verte.
Pero no, esta es la última vez que te escribo,
Que te recuerdo, que te imagino, que te siento.”


Virginia Gallo

Papá me habla,
papá me mira,
yo escucho.
Papá me recrimina.
Papá
traza y modifica
las líneas de mi mano.
Yo las miro,
ya no son mías.
Pienso, que en el norte tuve
un hermano.
Nos separa un océano, un idioma
y 16 primaveras.
Quizás el cielo allá
sea el mismo.
Y nuestras manos,
parecidas
.


Tomás Etcheverry